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Relacionamiento virtual
Nuevos retos en exploraciones mineras
¿Estamos preparados para realizar trabajo remoto con comunidades?; ¿Las comunidades están preparadas?, ¿Será posible construir confianza vía remota para exploraciones?; seguramente en estos meses de cuarentena, todos los equipos de relaciones comunitarias, viabilidad social, responsabilidad social, desarrollo social o como se llamen las áreas sociales de las empresas en etapa de exploración han tenido mucho tiempo para ir replanteando sus formas de trabajo bajo el nuevo contexto.
Ingresamos a la fase cuatro de la reactivación económica del país, luego de ponernos a buen recaudo frente al Covid-19. Seguramente todos hemos reflexionado y hasta nos hemos cuestionado por qué nos pasa esto y la respuesta ha sido que la naturaleza nos exige repensar en las mejores formas de hacer las cosas y nos da una nueva oportunidad para actuar de manera responsable, inclusiva y sostenible.
Según ProInversión, entre el 2003 y 2019, la minería incrementó su contribución al PBI de 3% a 13%, respectivamente; lo que demuestra una vez más, que la economía nacional es impulsada por la actividad minera y por supuesto recursos y reservas minerales tenemos en ingentes cantidades.
Pero esta nueva realidad, ésta nueva normalidad nos ha obligado o condicionado a todos a repensar en nuevas formas creativas de continuar haciendo las cosas, porque los peruanos y nuestra economía no aguantamos más tiempo de suspensión o paralización, al extremo de afirmar: “tal vez nos morimos de covid, pero de hambre no”.
Sin darnos cuenta, estamos viviendo ya un mundo digital, un mundo que lo veíamos no tan próximo (por lo menos en el país), pero muy lejos aún, de las poblaciones del interior del país -allá, en los pueblos más lejanos- donde desarrollamos actividades mineras a las que llamábamos zonas remotas –tal cual-.
Se han abierto las puertas al mundo de la comunicación virtual, éste mundo ha venido para quedarse, por tanto, exige, obliga a todos a adquirir nuevas habilidades y conocimientos para ser parte de él y no tenemos otra alternativa que adaptarnos e implementarlo como parte de nuestra nueva normalidad.
En Davos, en la reunión del foro económico mundial, se indicó que en los próximos años, un total de 7,1 millones de empleos desaparecerán por la digitalización de los sistemas de producción y a su vez, se crearán 2,1 millones de nuevos empleos digitales. También se habla de una “cuarta revolución social” para darle rostro humano y de esa manera reducir brechas económicas.
En éste nuevo escenario, realizar exploraciones en el Perú, es un gran desafío y más aún, si los proyectos son de primer contacto o acercamiento. Si hasta antes de la pandemia, lograr acuerdos con las comunidades y demás grupos de interés era complicado, ahora lo será más, porque la cultura popular de las comunidades es vivencial, experimental, de cercanía; es decir, construir confianza con ellos era sinónimo de convivencia y de compartir cosas juntos.
Ahora, la pandemia nos obliga a realizar trabajo remoto, a través de celular y/o videollamadas o reuniones virtuales; pero ¿cómo realizarlo? si por ejemplo, los pobladores de la comunidad sólo cuentan con un celular básico o en caso tengan celulares inteligentes, la cobertura es limitada y muchas veces ni las redes sociales más populares como whatsapp o Facebook logran cargar salvo horas de estar con la mano levantada cual celular satelital en busca de señal.
Es importante implementarlos de dicha tecnología y son las empresas quienes deberán invertir en ello, si desean avanzar y reactivar sus trabajos de relacionamiento con la comunidad, además de implementar todo un programa de educación o capacitación en uso, manejo y gestión de tecnologías y sobre esa base, establecer contactos y redes de comunicación para establecer nuevos mecanismos de acuerdos y negociaciones.
Será un nuevo sistema a implementar, que seguro será cuestionado por los opositores para frenar las inversiones, pero no hay otra alterativa que establecer nuevos mecanismos de adopción de acuerdos, establecimiento de convenios y contratos vía negociación virtual o semi-presencial, porque nuestras comunidades también han reflexionado y se han dado cuenta que no se puede vivir de una sola actividad económica productiva. Si se quiere salir adelante, tenemos que aprovechar todo el potencial y recursos que tenemos.
Esta nueva alianza debe estar sustentada en aquello que Porter y Kramer señalaban, en la “Creación de Valor Compartido”; es decir, las empresas deben implementar acciones que no sólo beneficien a la población, sino a todas las partes interesadas a través de mecanismos de participación inclusiva y por supuesto de promoción y protección ambiental para garantizar la sostenibilidad del desarrollo.
*Por: José Llamacpunca Huamán
Gestor social minero