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Importancia del diálogo en los conflictos sociales

Mis reflexiones ante situaciones de conflictos sociales en la minería formal, habiendo algunos de estos escalado a situaciones de crisis violenta, donde se han tenido daños personales, materiales y al país; estas dejan un gran impacto emocional, como resentimiento, malestar y odio de la población involucrada y mientras no se atienda o resuelva estos sentimientos o los orígenes o causas raíz del conflicto, estas persistirán y serán difíciles de arribar a soluciones o acuerdos duraderos a largo plazo con las comunidades o pobladores afectados.
Para buscar una solución a los conflictos, muchas veces se adopta la actitud de discusión a modo de conversación, pero conversar es una tertulia o charla informal sin estructura, es una confrontación juzgando a la otra parte, refutando los argumentos del otro, dar información sin llegar a profundizar en los problemas que afectan la relación; o en algunos casos se va directamente a una negociación posicional, de poder, sin llegar a acuerdos sólidos y duraderos, tampoco a los orígenes del conflícto, volviendo a activarse el conflicto con frecuencia.
Para mejorar nuestra relación a largo plazo con los grupos de interés del proyecto u operación y lograr la viabilidad y sostenibilidad de todas las partes; se requiere nuevas habilidades humanas, para llevar a cabo un verdadero proceso de diálogo estructurado e inclusivo, con un proceso horizontal de relación, para entender y conectarse con los actores.
El primer paso es tener la disposición y alineamiento organizacional; esto requiere de un cambio de paradigmas, preparación y capacitación desde la cabeza de la empresa, requiere un cambio de mentalidad, transformación personal y organizacional de las partes; desarrollar capacidades de escuchar con mente abierta y empatía, recibir todos sus resentimientos, temores, miedos, amenazas y expectativas; tienen que hacer un efecto catarsis y luego construir confianza entre las partes; recién cuando se logra la confianza se podrá enfocar en los asuntos técnicos y ambientales que se presentan a la mesa y juntos buscar opciones de solución con decisiones tomadas por consenso. El proceso de diálogo debe ser estructurado con todos los actores incluyendo a las autoridades correspondientes del Estado, definiendo sus reglas de conducta ética y con un facilitador profesional aceptado por todas las partes.
El proceso de diálogo no es de un resultado rápido, toma su tiempo, paciencia, dedicación y compromiso de las partes, hasta lograr el acuerdo que sea satisfactorio para las partes y se logre la viabilidad social del proyecto u operación minera, con una visión de sostenibilidad para todos.
LUCIO RÍOS QUINTEROS
Ingeniero de Minas, Profesor de Ética y Responsabilidad Social en la Escuela de Minas de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI)