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Agenda 2020 del sector
El desarrollo minero en el 2020 continuará siendo auspicioso, pero será más competitivo y atraerá mayores inversiones si supera algunos retos, sobre todo, en los ámbitos de las exploraciones y la gestión social. Destacados expertos del sector brindan su opinión sobre la agenda para el próximo año.
EXPLORACIÓN MINERA:
ANÁLISIS Y PERSPECTIVAS
Los países emergentes como el Perú afrontan retos importantes con miras al futuro dados los vaivenes internacionales, la volatilidad económica y política a nivel global, la expansión del populismo de izquierda y derecha y la carencia de estabilidad política y fortalezas internas que permitan eliminar la corrupción, mantener el crecimiento económico y la generación de empleo e incrementar la inversión social destinada a cerrar las brechas sociales pendientes.
Por su parte, la minería es un negocio fundamental cuya viabilidad en regiones apartadas con limitada infraestructura y agudos desequilibrios sociales, representa un reto económico, tecnológico, socioambiental y político, mientras que la obtención de nuevos y mejores recursos minerales, que es uno de los factores críticos para el crecimiento y la sostenibilidad del negocio minero, es afectado de forma drástica e impredecible por las crecientes trabas regulatorias y burocráticas que se vienen adoptando en el Perú desde hace 7 años en contra de la inversión en exploración minera.
Las noticias recientes del Ministerio de Energía y Minas (Minem) señalan que la inversión en exploración minera hasta fines de octubre de este año ha sido de USD289.3 millones, cayendo un 11.5% acumulado en comparación al año 2018. Mientras tanto, la agencia S&P Global Market Intelligence (S&P) reporta que la inversión global en este rubro caerá entre 15 y 20% durante el presente año, después de haber crecido durante 2017 y 2018.
En la región, se aprecia un creciente interés en explorar en Ecuador y, en menor medida, en ciertas provincias de Argentina. Se espera, en cambio, un retroceso en Chile, que es nuestro más cercano competidor, debido a las revueltas sociales recientes y sus futuras consecuencias en el orden político.
En este contexto, es bueno recordar que según S&P, el Perú alcanzó en el 2018 el 4to lugar en el ranking de inversión en exploración, superando a Chile y tomando el liderazgo en Latinoamérica, a pesar de haber recibido aproximadamente el 6% de la inversión global, mientras que en el 2017 alcanzó el 5to lugar con el 7% del presupuesto global. Esta aparente contradicción se explica revisando la comparación regional de S&P, la cual indica que Latinoamérica redujo su participación del presupuesto global de 29.7% en 2017 a 28.4% en 2018, mientras Canadá, Australia y EEUU elevaron su inversión conjunta del 35% en 2017 a 37.8%, en 2018.
Recordemos que, según las cifras de S&P, a pesar de que la inversión global en exploración minera cayó en 66% entre el 2013 y 2016, el porcentaje de inversión recibido por Latinoamérica creció continuamente hasta el 2017 – salvo un ligero bache inesperado en el 2014 – y ha decrecido, por primera vez desde entonces, en el 2018.
Para mantener el liderazgo regional y aprovechar la oportunidad de incrementar los esfuerzos de inversión en exploración minera, necesitamos conceptos y políticas que impulsen el desarrollo minero en su conjunto.
El reciente anuncio de la extensión por tres años (hasta el fin del año 2022) del incentivo tributario de devolución del IGV a las empresas dedicadas a la exploración es un buen ejemplo de las decisiones que debemos tomar para promover la inversión.
En cambio, el Reglamento de Protección Ambiental para las Actividades de Exploración Minera (DS-042-2017-EM) publicado el 22 de diciembre de 2017 se ha convertido en una real amenaza y traba para la inversión. Esta norma retrasa los plazos de ejecución, haciéndolos impredecibles e inciertos, porque parte de la falsa premisa de que la exploración minera en general constituye un peligro para el medio ambiente sin considerar que en los trabajos de perforación no se usan, ni extraen, ni manejan elementos peligrosos.
En comparación a nuestros países vecinos (Chile, Ecuador y Argentina) que están facilitando los permisos ambientales y donde el plazo máximo para obtener permisos de perforación es de 2-3 meses y ofrecen incluso la posibilidad de inicios casi inmediatos de estos trabajos en base a permisos temporales sujetos a condiciones básicas de manejo ambiental, mientras se completa el procesamiento de los permisos.
De hecho, el Indicador de Competitividad Minera, elaborado por el IIMP y Macroconsult, comparando nuestro país con Australia, Canadá, Sudáfrica, Chile, México y Colombia, demuestra que el Perú ocupa el penúltimo lugar entre estos países, a pesar de ser el tercer país con mayor potencial geológico del grupo, siendo sólo superado por Australia y Canadá.